Todo mundo habla de la facultad, pero ¿por qué nadie se ha tomado la molestia de describirla? ¿Acaso porque todos los que estudiamos en ella la conocemos bien? No importa, en lo que hago más reseñas para que se informen, o hagan rabietas, les dejo esta breve descripción de cómo se ve nuestra casa de estudios.
La facultad está, predominantemente, en un edificio que se encuentra al final de una hilera, en la cual también se encuentran las de Derecho y Economía. Son el mismo edificio, a pesar de no estar conectados. Es la más cercana a la emblemática Biblioteca Central. Al norte se encuentra otro edificio perteneciente a
Si vienes del metro Copilco, lo primero que ves es un jardín en pendiente frente a la biblioteca, luego ésta, que es un edificio a desnivel con un techo de vidrio. Hay después unas escaleras que descienden al primer acceso de la facultad, hoy enrejado pero abierto la mayor parte del tiempo. Luego una rampa larguísima que pasa frente al auditorio ya mencionado. Detengámonos un momento en él.
Junto a unos salones de “Educación Continua”, accesibles para pocos profesores y con bancas sin paleta bastante cómodas, vemos el auditorio. Un edificio gris que tiene la imagen de Atenea en metal (emblema de la facultad), y debajo de ella muchos ventanales, hoy rayados con consignas anarquistas y socialistas. En esas mismas ventanas hay unas mantas con dibujos, hechos por gente que no sabe dibujar, de personajes zapatistas y punks. Hay al final de la rampa un jardín improvisado, cercado con piedras volcánicas de plantas comestibles, supuestamente ahí se siembran las que venden en un comedor vegetariano ubicado ahí mismo. Desde afuera se puede ver que las paredes del auditorio se encuentran pintadas por completo, además de que su estilo es similar al graffiti o al de mi primita de 8 años. A veces ahí mismo, junto al jardín, vemos algunas veces ropa secándose en ganchos, toallas o perros, dándonos evidencia de que algunas personas viven ahí.
Pasemos al pasillo techado que va desde la parada del Puma Bús hasta la entrada Norte de
Dentro de la facultad vemos un pasillo, hoy dividido en dos, (fue por algo de la influenza, no pregunten, ni yo comprendo) que pasa por una librería, una cafetería, una banca junto a un baño que algún imbécil se tomó la molestia de llamarle “aeropuerto” (la explicación habla por sí sola, ¿“En donde todos aterrizan”? por favor, luego por qué dicen que todos somos pachecos y tontos, si se dan cuenta de esas ocurrencias). Vemos infinidad de salones fríos con persianas de algún metal barato, que impiden la visibilidad hacia el enorme jardín denominado “las islas”, contradiciendo la idea original de la iluminación de la facultad. Algunos de ellos son una ofensa, ya que sólo caben en ellos como diez alumnos, con más ya empieza uno a sentir calor.
También frente a la biblioteca Samuel Ramos había hace pocos años un patio con una torre de vidrio cilíndrica. Ese patio ha sido ocupado con mesas para lectura en las que se prohíbe comer o beber, simplemente leer o trabajar. El aspecto sobrio de este reciente lugar, denominado “la pecera” fue considerado una extravagancia por muchos, a pesar de que cada vez se llena más la biblioteca de la facultad.
No obstante, a pesar de todas las horribles modificaciones que se le han hecho a la facultad dejándola peor, vemos que continúa presentable. Excepto por la cochinada de auditorio que tiene. Convertida en bodega, vivienda, establo, granja, muro grafitero, discoteca, fumadero, galería autónoma, tendedero, y guarida de qué sé yo, pienso que es momento de ponerles un alto a todos aquellos que han abusado de un espacio universitario que por derecho nos corresponde. Si pudimos quitar las piedras, es momento de mirar hacia el objetivo de sacar la basura y limpiar ese espacio, para que sirva, como antes, a fines completamente académicos y didácticos.
Mañana se realizará una reunión al respecto. Espero que muchos de ustedes estén ahí. Saquemos a la basura del auditorio.